DANIEL LOZANO
16/04/2016 03:33
La fuga del publicista español José Luis Fernández Martín, preso político de Nicolás Maduro, forma
parte de la tragicomedia revolucionaria que sufre Venezuela. Condenado a casi
siete años de cárcel a principios de mes por su participación en las protestas
antigubernamentales de 2014, Fernández aprovechó el error del juez, que no le
ingresó en prisión el mismo día que hizo pública la sentencia, para huir de
Venezuela. "Estaba en arresto domiciliario en mi casa de Yaracuy pero por
allí no pasaba nadie. Así que el 3 de abril agarré mi mochila y escapé antes de
que el juez me mandara directamente al penal para cumplir seis años en ese
infierno. Cualquier día me hubiera encarcelado. Llegué a Madrid el miércoles,
después de días viajando y de pasar mucho miedo", relata a El MUNDO desde
Albacete, donde le esperaba su pareja, Yolanda Lara, quien también permaneció
seis meses ingresada en una celda del Servicio Bolivariano de Inteligencia
(Sebin) en Caracas durante 2014. Desde allí fue deportada a España. Prisionero
político del chavismo, víctima del surrealismo mágico venezolano y un preso
olvidado por casi todos, Fernández se ha sentido durante dos años el
protagonista de una historia kafkiana, acusado de conspirar contra Maduro por
acercarse a una manifestación en Yaracuy, su ciudad de residencia en Venezuela.
Su condena fue una sorpresa. Todo su entorno, empezando por su abogada, creía
en la absolución. "La orden vino de arriba y tiene que ver con la pelea
que el gobierno mantiene con la Asamblea Nacional (de mayoría opositora). Si en
este pulso dejan libres a los presos políticos, el gobierno pierde",
concluye el fugado. El preso político no sólo deja atrás parte de su vida,
también 20 meses en prisión y cuatro en arresto domiciliario, convertido en
cabeza de turco del gobernador de Yaracuy, Julio León Heredia. Las acusaciones
contra esta pareja son dignas de cualquier serie de moda: terrorismo
internacional, intento de magnicidio, activación de redes nazis en Internet y
manipulación de explosivos. Eso sí, una de las pruebas principales -encontrada
casualmente en el bolso de Yolanda el día de su detención- no pasaría el examen
de los guionistas: un papelito conminando a acabar con la vida del gobernador del
estado. "El gobierno quiere a los presos políticos como ejemplo para todos
los que protestan, para meter miedo, para que no salgan a la calle. Venezuela
es un desastre total, no hay solución para la economía, el país está
despedazado. Esa gente no tiene escrúpulos, los asesinos son ellos",
subraya Fernández, de 52 años, quien ha llegado a España dispuesto a
reconstruir su vida y sin temor a una deportación. Venezuela cuenta hoy con 78
presos políticos, incluso más de los que hay en Cuba. La Ley de Amnistía y
Reconciliación Nacional -aprobada por la Asamblea Nacional, de mayoría
opositora- fue declarada inconstitucional por el Tribunal Supremo de Justicia,
que cumplió fielmente las órdenes del hijo de Chávez. De esta manera, el
proceso para la libertad de los prisioneros políticos está bloqueado por el
Gobierno, que ha puesto en marcha una Comisión de la Verdad integrada por
destacados revolucionarios y a la que ha sido invitado como acompañante el ex
presidente español José Luis Rodríguez Zapatero. "No puedo decir por dónde
salí, me lo han prohibido", recalca Fernández. "Claro que pasé mucho
miedo, imagina si me hubieran agarrado. Mi obligación como preso era escapar de
esta injusticia, me fui con lo puesto. Y también pensando en mi familia, sabiendo
lo que han sufrido", relata. El publicista viajó por el interior de
Venezuela, con documentación falsa, hasta atravesar una de las fronteras
terrestres. La de Colombia está cerrada desde agosto del año pasado, pero se
puede flanquear por los llamados 'caminos verdes'. "Me llevó una semana
atravesando por diferentes países y usando autobuses, coches o lanchas",
rememora. La pesadilla de la pareja española comenzó el día en que decidieron
acercarse a la protestas que un grupo de jóvenes efectuaba contra el gobierno
en San Felipe, capital del estado agrícola de Yaracuy; una quema de neumáticos
en una de las vías de la ciudad. "Nosotros no hicimos nada, sólo protestar
un poco. Mucho menos en nuestro pensamiento está hacer daño a nadie", han
repetido desde aquel día. "¿Arrepentido? Por supuesto no me arrepiento de
haber ayudado a esos muchachos", asegura ahora Fernández, quien aquel día
refugió en su vehículo a los jóvenes tras una embestida policial. Todos ellos
fueron detenidos, pero los jóvenes recobraron la libertad en pocas horas. El
vía crucis revolucionario se complicó cuando "allanaron mi casa y
encontraron en medio del salón gasolina, clavos, pólvora negra... Me sembraron
(colocaron falsas pruebas)... Imagino que vieron en mi Facebook que fui
legionario y aprovecharon", enfatizó el acusado durante todo el proceso. Fernández
fue trasladado a la prisión de San Felipe de Yaracuy, donde compartió
habitáculo con otros 30 presos. Venezuela cuenta con algunas de las cárceles
más salvajes del planeta. Según las investigaciones del Observatorio Venezolano
de Prisiones, durante los 16 años de revolución, fueron asesinadas 6.663
personas en unas cárceles que sufren un hacinamiento medio del 125%.
"Cuando ingresé en la cárcel pesaba 85 kilos y ahora tengo 59. Eso es un cochinero,
pura cucaracha. Te dan arroz y pasta, y en poca cantidad. Mi relación con los
otros presos no fue mala. Los famosos planes (líderes carcelarios, algunos de
ellos son los delincuentes más famosos del país) sabían que me acusaban de
terrorismo internacional, así que me pusieron en la zona de los más
fuertes", recuerda ahora el protagonista de esta odisea, mientras bebe
"una cerveza con casera, uf, me parece increíble".Marlib Tortolero,
abogada de Fernández, fue desmontando las acusaciones más novelescas contra su
cliente, "preso por estar en el lugar y la hora equivocados". Varios
delitos fueron sobreseídos y también quedó claro que no existían vínculos
terroristas, pese al entramado que el general Miguel Rodríguez Torres, uno de
los pesos pesados del chavismo, aireó en su día. La pólvora encontrada en la
casa de José Luis se vende libremente en los comercios y él la empleaba en sus
ejercicios de parapente. El español practica este deporte, incluso la comunidad
deportiva del parapeten apoyó su causa desde el primer día.
ES MUY POSIBLE QUE
ESTO SEA LO QUE MUCHOS PERSONAJES DESEAN PARA ESPAÑA, CUANDO SUCEDA LA VUELTA,
IMPLICARA GRANDES DIFICULTADES PARA
TODOS LOS ESPAÑOLES, EN ESPECIAL PARA ESA LLAMADA CLASE MEDIA QUE ESTA
DESAPARECIENDO EN NUESTRO PAÍS. LOS LADRONES NUNCA DEVOLVERÁN LOS DINEROS SUSTRAÍDOS DE LA ALCAS PÚBLICAS O LOS RECOGIDOS POR INTERCAMBIO COMERCIALES DE
LOS MISMOS DINEROS PÚBLICOS.
No hay comentarios:
Publicar un comentario